miércoles, 25 de octubre de 2017

Año 2036



            Cataluña se declaró independiente a finales de 2017. Rajoy tuvo un lapsus linguae en el Parlamento y ratificó la decisión del Parlament y, en un prodigioso alarde de orgullo personal, se negó a rectificar lo que con su estupidez había confirmado. No sabemos nada de él. Una sombra oscura y siniestra, bajita y con bigote, se alzó sobre él esa misma madrugada, junto con varios de sus arcángeles del Mal y se le llevó a dar un paseo. De la boca bigotuda salían múltiples voces que gritaban “A por ellos”, y que a los abuelos que vivieron los días previos a la Guerra Civil, les resultaron conocidas.

            Los catalanes salieron a la calle a celebrarlo, y el primer día fue cojonudo. El segundo, su nuevo molt honorable president les pidió que volvieran a sus casas y a sus trabajos, pero al tercer día los celebrantes le pidieron que solucionara la otra brecha social en Cataluña. La de los abandonados por aquella cosa que había creado el Estado español. Lo de la crisis del dos mil ocho. Automáticamente, el president, en una rueda de prensa digna de los más altos defensores de la visión una, grande y libre de la nación española, ordenó desalojar las calles por la fuerza. Y esos ángeles del 1-O llamados mossos d’esquadra, sacaron los dientes y se comportaron de la misma manera que se habían comportado en aquella ocasión en que Artur Mas tuvo que llegar al Parlament en helicóptero. Las bolas de goma volaron libres e independientes, aunque tal independencia no fue tan celebrada como la lograda en política. La primera ley del Parlament fue la Ley de Amnistia –al más puro estilo estado postfranquista y opresor– para todos los condenados o investigados por el Estado español opresor. La fiesta celebrada en la masía de la familia Pujol fue la más sonada en Cataluña desde que la selección nacional del Estado español opresor ganara el Mundial de 2010.

            Dos años después, el molt honorable president fue visto en la televisión pública TV3 –a cuyos directivos nombró uno por uno haciéndoles jurar el cargo sobre el cheque de su primera nómina– en una rueda de prensa sin preguntas, justificando la caída del 20% del PIB de la República Catalana por culpa del Estado español opresor, que prohíbe su entrada en cualquier organismo internacional en el que tenga influencia. Asimismo, pide paciencia a sus ciudadanos y asegura que “en el menor tiempo posible” logrará que el IPC catalán baje de las tres cifras. Igualmente, asegura que la tasa de malnutrición infantil que sufren los niños de las zonas rurales, cuyas cifras publicaron las ONG’s internacionales, cómplices del Estado español opresor, son falsas. Y las fotos de los niños catalanes llorando, retocadas. Ya nadie llora en la República Catalana.

            En una, grande y libre España ya nadie se acuerda de Rajoy salvo cuando algún gaditano hace un chiste de gallegos. El PP tiró balones fuera y la culpa de lo de Cataluña fue culpa de la izquierda que quiere romper el país, y el hecho de que fueran ellos los que gobernaban no es relevante, porque fue por “ese señor del que usted me habla” y que ya no pertenece al partido. De hecho, ante el mutis de Mariano, el PP eligió por unanimidad como dirigente del Gobierno y Secretario General, ¡tantachán!, a Rafael Hernando. El nivel de presión sobre el poder judicial fue incrementado cuando Pedro Sánchez fue fotografiado con una menor y, por fin, Susana Díaz pudo salvar al PSOE de sus miserias. No le importó a nadie que la fotografía fuera evidentemente un montaje y que ese cuerpo que le pusieron a Pedro tuviera los pechos de Malena Gracia. Los chistes y memes que se hicieron al respecto eran mucho más graciosos que la fría realidad; y además, todo esto sucedió al mismo tiempo que el indulto de Bárcenas y la decimocuarta Champions ganada por el Madrid, por lo que los hechos referidos pasaron a ocupar una triste columna en la sección de espectáculos en el diario El País. Paco Marhuenda y Eduardo Inda abofetearon de manera reiterada a un contertulio de la Sexta Noche que se atrevió a cuestionar la veracidad de la instantánea y la sanción por agresión que les impusieron salió de la partida de fondos reservados del Ministerio del Interior. Todo muy legal desde la modificación de la Ley General Presupuestaria.

            Gracias al orgullo patrio que generó la caída a los infiernos de Cataluña, la una grande y libre España pudo sobrellevar los casos judiciales que afectaban a su clase política. La coalición parlamentaria Hernando-Díaz por fin pudo aprobar la ley por la que el Gobierno pasaba a nombrar a diez de los doce miembros del Tribunal Constitucional, elegidos de entre miembros de reconocida trayectoria en sus propias direcciones estatales que hubieran tenido algún tipo de contacto con el poder judicial en los últimos treinta años. De esta manera, Pedro Antonio Sanchez, Jaume Matas y Rodrigo Rato tuvieron una nueva oportunidad de congraciarse con el Estado mediante la prestación de sus valorados servicios y obtuvieron tres de los puestos vitalicios del Tribunal. Igualmente pasó con el Consejo General del Poder Judicial y con el Tribunal Supremo. Entre todos ellos obtuvieron el argumento jurídico para que los partidos afectados por casos de corrupción pudieran cumplir sus condenas mediante la prestación de servicios a la comunidad remunerados en cargos de dirección política, una nueva condena judicial de amplia aplicación desde aquellos tiempos. Así, nadie queda impune por delitos de corrupción, aunque eso sí, no entran en la cárcel si declaran sentirse muy arrepentidos. La única condición establecida en el procedimiento reglado en la Ley de Enjuiciamiento Criminal es que lo juren sobre una copia del Antiguo Testamento, o en su defecto, sobre una camiseta de la roja. Hoy en día, tampoco llora nadie en España. Está muy mal visto, porque joder, los catalanes se independizaron, vale, pero están jodidos de la hostia.

 

Alberto Martínez Urueña 25-10-2017

3 comentarios:

José María Velasco dijo...

Hola Alberto, cada día me resulta más emocionante leerte. No se si habrás leído En el día de hoy, de Jesús Torvado. Fue Premio Planeta en 1976, y posteriormente censurado. La narrativa es similar a la tuya. Espero poder seguir leyéndote, aunque cada día es más difícil creer que su excremencia murió.
Un abrazo

Alberto dijo...

Buenas, Chema. No te haces idea de la alegría que me supone saber de ti. Siempre has sido una persona de la que me acuerdo cuando hablo, entre otros, de estos temas, y me gusta intentar adivinar qué pensarás tú de todo esto. Eres un referente desde esas conversaciones mañaneras que tejíamos entre Celso, Carlos Salinas, tú y yo en el Ministerio. Y con otras cosas que me contaste de tus vivencias.
Espero que todo te vaya bien, a ti y a tu familia, con ese hijo artista que tienes.
Un abrazo muy fuerte.

José María Velasco dijo...

Gracias por tu comentario. espero que tus mellizos y esposa estén bien. Este verano acudí a dos conciertos, creo que en el patio de San Benito, y me acorde de tí.
Espero recuperases la salud trsn tanto estrés.
Un abrazo