lunes, 12 de septiembre de 2011

Todo llega

Placer canino para el cazador avezado, os lo aseguro. Hoy vengo con lo puesto y el machete de picos para hacer carnaza, y me da igual el resto: aquí no se hacen prisioneros. Llevo mucho tiempo esperando algo parecido y claro, con la espoleta cargada y el cebo bien seco, con esta escopeta se dispara de vicio. No ha pasado ni seis meses, que en términos administrativos no son nada, para empezar a ver la calidad humana de algunos de esos fascistas recalcitrantes disfrazados de pseudodemócratas. Pero “fuego a discreción, mis bucaneros”, grito desde el puente de mando, sembrando de temibles carcajadas el océano.
Lo dije hace ya tiempo varias veces, y por supuesto, no se me ha hecho caso, en primer lugar por el escaso foro y la inexistente autoridad que mantengo, en segundo lugar, porque no habrían hecho caso ni a la Virgen María si se les hubiera mostrado, persignándose ante ella con la diestra y firmando decretazos con la siniestra. Lo dije, no me toquen lo que es importante, los pilares básicos de cualquier sociedad, eso que hace de sustento al crecimiento presente, pero sobre todo al futuro, es decir: las infraestructuras, la I+D+i y la Educación. Ha sido llegar al gobierno en ciertos lugares, y con la escusa de la crisis (que no es que no exista, pero así no se soluciona), le han pegado tal hachazo al pilar mismo de nuestra sociedad que me lo han dejado mocho.
De las infraestructuras ni hablaré: en una situación en que las empresas constructoras miden sus beneficios con regla escolar, la de los centímetros, en ocasiones negativos, se cargan de la noche a la mañana la inversión (ojo, hay una distinción entre gasto e inversión: uno se recupera, el otro no, pero aquí esta gente todavía no lo sabe) en obra pública. No esperaba que la clase eliticofascioide gaviotera y carroña de este patio de vecinas tuviera en cuenta al currito, salvo cuando es en plan “uno para ti, diez para mí”. Pero bueno, el tema de la construcción requiere de muchas más explicaciones, como por qué el señor del bigote fomentó el crecimiento económico en el ladrillo cuando no requería más impulso y el de la ceja no lo cortó nada más llegar.
Pero la Educación no, eso sí que no. La gente afectada por este recorte hecho además con prepotencia cacique no está en condiciones de coger por la solapa a la lideresa y a su secuaz manchega, entre otros, y pedirles convenientes explicaciones de por qué están jugando con su futuro, porque son los niños de hoy en día. Ojo, sólo los que van a escuelas públicas: a las concertadas y privadas de sus amigos no les han tocado un pelo. En resumen, lo de siempre: los heraldos del sector privado cogen por el cuello al sector público y lo recortan allí por donde les da, sin acabar de entender que hay cosas que no se tocan, pase lo que pase. Y cuando tendrían que estar pensando de dónde sacar más fondos para que la educación se encaminase hacia la excelencia, la dejan bajo mínimos con excusas, cuando menos, dudosas.
Es que es cierto, lo que más vende en esta caricatura de Estado, junto con esa entelequia salida de una cueva mugrienta que es la inmersión lingüística del señor Mas y compañía (otro señor de indudable calidad autoritaria), es meterse con esos colectivos ya de por sí vilipendiados. Y en los maestros y profesores públicos tenemos un dos por uno que no conseguimos con los médicos, por ejemplo: los maestros son envidiados por tener unas vacaciones de la leche y además porque son funcionarios. Es decir, que en esas Comunidades Autónomas donde los señores (y señoras, que también ellos se apuntan de vez en cuando ese tanto sin que les tiemble el frenillo de la lengua) del Pepé han obtenido esas victorias que deben saber a teta de novicia, las personas encargadas de educar a los hijos de sus ciudadanos, por si no lo tenían ya complicado con lo hijoputas que vienen los niños hoy en día, les ha tocado el gordo. Primero les bajó el sueldo un cinco por ciento ese ZP que tanto daño ha hecho al país (por ponérselo tan en bandeja de plata a esa derecha tan distinta de la europea por lo casposo y despótico) y después les han insultado llamándoles vagos porque sólo dan dieciocho horas lectivas. Además, para solucionar el paro, van a mandar a la cochina calle a esos interinos que ganan una miseria, porque las cifras del paro se las come el gobierno de turno aunque las competencias de empleo están cedidas - garrulada meidinespein.
Pero no os preocupéis, porque vienen tiempos peores, con esta gente que ni sabe hacer la o con un canuto, ni aprenderá en su puta vida, porque no quiere. Sólo saben hablar con mucha pompa, lo cual me saca de mis casillas, porque no saben hacerlo, durante dos horas sin decir nada. Se irá intuyendo como desmontan poco a poco el Estado del Bienestar, algo que ya quedo claro que pretenden hace tiempo con sus histerias neocon, para forrarse con sus amigos a costa de los nichos de mercado que deje el abandono gubernamental. Pero yo me estoy relamiendo ya que, de prestado por un Gobierno inoperante, me van a poner en bandeja una de las cosas que más placer me da la vida: sacudir una tras otra a una derecha, hoy hiperincompetente, que cuanto más poder tiene, más se le ve el pelaje.


Alberto Martínez Urueña 10-09-2011

viernes, 2 de septiembre de 2011

Sátrapas y tiranos

Resulta complicado intentar mandaros esta columna y no empezar a echar esputos por la boca a costa del escenario político que tenemos. Del económico ni hablo, porque no tiene mucho sentido intentar explicar lo inexplicable; menos de intentar solucionarlo, cuando sería tan sencillo como coger las grandes fortunas y expropiarles el noventa y cinco por ciento de su riqueza, poniéndoles a currar en una cadena clasificadora de huevos. Veríamos entonces si hay para servicios públicos o no.
Durante muchos años pensé que las democracias y los sistemas participativos habían sido creados para defendernos de los sátrapas y los tiranos, en un intento de que fueran los pueblos los que controlaban su propio destino. Se hablan de las revoluciones de cada país, tratando de liberarse del yugo de una pequeña minoría que acaparaba todas las riquezas mientras los demás vivían despojados de todo: de la comida lo primero, pero también de sus derechos y de la dignidad que una persona merece. No voy a negar lo evidente, y esto es que vivimos mejor hoy en día en una casa aislada de las inclemencias ambientales y pudiendo comer tres veces al día que en una de adobe sin calefacción y mirando al cielo para ver si llueve o no hiela. Sin embargo, en cuanto a que hayamos conseguido lo primero, creo que hemos errado bastante.
Con respecto a los tiranos, de hecho, lo que hemos conseguido ha sido todo lo contrario; esto es: caer en sus redes a través de un sistema socioeconómico de consumo que ha conseguido hacerles cada vez más ricos, aumentando las diferencias con respecto a ellos. Esto les ha otorgado más poder aún de lo que nunca tuvieron, y les ha proporcionado oleadas de trabajadores serviciales, o zombis adiestrados, que necesitan de las migajas que les van soltando para poder seguir consumiendo de manera cada vez más compulsa, retroalimentando el sistema. Esto, en nuestro primer mundo; con respecto a los otros dos, el segundo se lo cargaron y en el tercero, suficiente tienen con comer.
Con respecto a los sátrapas, se aliaron con los anteriores y se ofrecieron como imagen pública para controlar a las masas. Hoy en día tenemos una clase dirigente totalmente aislada de la ciudadanía, enfrentada con ella en lugar de estar a su servicio, que nos amenaza si tratamos de protestar reclamando nuestros derechos más elementales. Gente demasiado acostumbrada a estar donde está, a mandar y a tomar decisiones desde su torre de marfil, aislados de la vida real a través de sueldos desproporcionados, prebendas injustificables y herramientas de marketing para limpiar toda la capa de suciedad que dejan sus actos. Se convirtieron, a cambio de una cuota de poder, en la cabeza de lanza de los tiranos, en la barrera de contención entre los patricios y los plebeyos.
Lo montaron bien entre los dos, intentando además que pareciera que no había compartimentos estancos y que se pudiera fluir de un grupo a otro. Sin embargo, la homogeneización que se da cuando te trasladas de uno a otro, exige que tu esencia cambie y dejes de pertenecer a un grupo para ser del otro. Esto se llamó desde un principio corrupción, únicamente penada cuando el caso es tan flagrante que podría desestabilizar la estructura del sistema.
Así que perdonadme esta visión tan negativa, pero creo que vivimos en el gran teatro del mundo, y que la democracia entre comillas en la que vivimos sólo es un montaje que oculta la realidad. Y ésta es que siguen existiendo clases sociales contrapuestas, pero a una de ellas le han manipulado la conciencia de tal forma que se piensa que vive en los medios, cuando las diferencias entre los que más tienen y el resto no hace más que aumentar sucesivamente. La realidad es que hay una pertinaz y consciente cortina de humo ocultando los problemas reales que por supuesto existen, ocultos tras otros problemillas que no sabemos muy bien de donde salen. Ya no es una cuestión de izquierdas o derechas, que no fue otra cosa que otro maquillaje para esconderse elaborado sagazmente durante el pasado siglo.
Lo siento, no quería decirlo de esta manera, pero el sistema en el que vivimos es mentira desde la cabeza hasta los pies. Tiene verdades a medias introducidas en su seno para evitar que la incoherencia que supondría lo contrario hiciera que esto colapsase. Han tenido muchos siglos para ir probando uno tras otro sistema y hemos llegado a éste, pero sigue siendo una construcción ilusoria para que nadie se mueva demasiado. Se quedaron con lo que valía para controlar a las masas, la religión mal entendida, por ejemplo, y después fueron añadiendo más detalles como la participación ciudadana en un sufragio que le da la sensación de participar en algo, o la sociedad de consumo que aporta una sensación de abundancia que no vale absolutamente para nada. Esto no quita que hayamos conseguido cosas buenas, os dejo que penséis sobre ellas, pero sólo serán partes aceptables de una mentira más grande y que, ojo, sólo sirve para esclavizarnos porque no existe la forma de cuestionar auténticamente al sistema. ¿O acaso no estáis pensando si este tío se habrá vuelto tarumba?


Alberto Martínez Urueña 2-09-2011