miércoles, 27 de enero de 2016

¿Qué les das?


            “Por fin”, decía en un texto que tenía ya en el horno. Por fin iba a contaros mi opinión al respecto de la situación parlamentaria que tenemos y el espectáculo grotesco que estamos presenciando. Iba a argumentar cómo la ineptitud e incompetencia supina de nuestros dirigentes está provocando el bloqueo institucional y cómo, en cualquier empresa –en una de las serias, no las del caciquismo español– que sucediese tal cosa, los accionistas, el consejo de administración o el órgano con capacidad decisoria que fuese les mandaría directamente al paro, previo paso por el culo. A ellos no. A ellos les han votado, ellos ya no responden ante nadie. Ahora están a ver cómo se reparten los escaños que aparecen en la tele a la hora del telediario, antes estuvieron con la conformación de la mesa del Congreso y después irán a por los sillones ministeriales. Lo del intercambio de cromos. De momento, tres grupos ya van camino de sacar de la foto a un cuarto que tiene sesenta y nueve diputados, han concedido a los peligrosos nacionalistas un grupo parlamentario propio en un absoluto alarde de hipocresía y se lo han quitado a Izquierda Unida. Poco a poco, van avanzando hacia el gobierno de la gran coalición, que puede gustar más o menos, pero que no concretan cuál sería la fórmula determinada, al margen de que todos sabemos que estaría fundamentalmente pensada para aislar a esos locos antisistema que vienen a destruir España.

            “Por fin”, decía, y en los últimos dos días han vuelto a la palestra con más fuerza que nunca los escándalos que nos han espantado durante los últimos años, todos esos casos de corrupción pergeñados de engaños televisados y ruedas de prensa inundadas de soberbia que han dibujado un cuadro del partido que está en el gobierno más propio de una familia mafiosa que de una respetable institución política con sanas intenciones con respecto al interés general de los españoles. Por fin, decía, que iba a poder hablar de una cosa, pero seguimos con la otra. Seguimos con los melifluos representantes peperos, amantes de los eufemismos, argumentando que son casos aislados que en ningún caso pueden suponer un descrédito de sus siglas. Antes fue Madrid, Baleares, Castilla y León, Murcia, Valencia… Ahora vuelven a ser los de antes, a los que se les añade otra vez Valencia, por supuesto Madrid, Galicia y la operación Zeta con sus cursos de formación, como los andaluces, pero a la gallega. No, amigos míos, esto se escapa a la típica reclasificación urbanística de ayuntamiento corrupto. No es por menospreciar la capacidad delictiva de un alcalde de mierda, pero lo del Partido Popular a nivel nacional es algo más grande. Y más grave.

            Es más grave porque da la sensación de que el propio partido ha sacado rédito como institución de todo este chorreo de ilegalidades económicas. No sólo parece que se han aprovechado sus cargos imputados – investigados es el nuevo eufemismo de la ley de procedimiento judicial – para llenarse los bolsillos; además, las arcas del partido parecen haber recibido dinero putrefacto que después habrían utilizado para financiarse. Aunque la Agencia Tributaria considere que esto no es un delito tributario, queda muy feo si lo tienes que poner en el curriculum cuando te presentas de nuevo a presidente del Gobierno y utilizas ese dinero para financiarte la campaña. Esto no deja de ser como lo del dopaje en el deporte: se llama hacer trampas.

            Por otro lado, y aumentando la gravedad del asunto, si los altos cargos no se enteraban de lo que pasaba en su partido, son unos inútiles gestionando nada. Pero es que si lo sabían, y además han puesto el cazo –y por tanto son unos delincuentes–, sean gastos de representación o sean sobres color carne, lo pone todo mucho más crudo. Y es que por mucho que la militancia y sus votantes sean honrados, cualquier estructura cuya cabeza pensante esté tan deteriorada provoca que todo el cuerpo camine en la dirección errónea. Y para el país que dicen gobernar, lo mismo. Ya no vale lo de que la mayoría de los peperos son honrados, porque esa mayoría –y más en una estructura piramidal y gregaria como son los partidos políticos tradicionales– está dirigida por supuestos –supuestos, reitero, ley mordaza– capos mafiosos que estarían utilizando la organización para crear una organización criminal con la que forrarse a espuertas a costa del dinero público. El de todos. O como decía el otro día uno de los investigados de Acuamed, el de nadie. Que en esta nación grande y libre, pero necesitada del tutelaje de estos sujetos, los euros brotan de los árboles.

            Supongo que todos lo hemos pensado alguna vez. Tenerle delante y con posibilidad de preguntar lo que quisieras. Rueda de prensa en Moncloa y sin límites ni plasmas. A mí, con lo que os he contado y que ha quedado para la posteridad en las hemerotecas, así como con todos esos índices de desigualdad, de percepción de la corrupción, de pobreza energética, de malnutrición infantil, lo único que se me ocurriría preguntarle a Mariano, viendo que le siguen votando con esa fidelidad es…

            ¡Joder, Mariano, qué les das?

            PD: y sé que no me gustaría la respuesta.

 

Alberto Martínez Urueña 27-01-2016

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