jueves, 22 de octubre de 2015

Rápidamente, la EPA


            Aunque ayer ya os di la matraca con mis disquisiciones particulares sobre lo que debería ser el campo fértil de la administración de justicia, el campo más importante en un Estado de Derecho, y los desmanes de ciertos cuatreros que se empeñan en convertirlo en un desértico páramo, hoy quiero analizar los datos del paro del tercer trimestre con un par de pinceladas en un texto más corto pero más directo de lo habitual.

            Según el INE, el paro se ha situado 4.850.800 personas, teniendo el pico máximo en el primer trimestre de 2013 en 6.278.200, lo que es una reducción de 1.427.400 parados, del 26,94% al 21,18%. La tasa de población activa, por su parte, se ha mantenido estable desde el año dos mil ocho alrededor del 60%.

            ¿Son buenos datos? No tan acrisolados como el Gobierno nos cuenta. Que la tasa de población activa se haya mantenido constante durante la crisis no es una buena noticia, ya que con la emigración derivada de aquélla hemos restado en el denominador, y para que la tasa haya quedado invariable, tiene haberse disminuido el numerador. Resumiendo, se ha reducido la población activa, y esto es una mala noticia para cualquier economía: los activos humanos se han reducido de su máximo en el tercer trimestre de 2012, con un valor de 23.491.900, hasta los 22.889.500, lo que supone una reducción de 602.400 activos. Es decir, la reducción de la tasa de paro se debe a la reducción de la población activa en un 42,20%; esto, en una situación internacional favorable como parecen indicar los datos.

            ¿Son buenos datos? Unidos a estos. Desde el comienzo de la crisis hasta este año 2015 se calcula una destrucción de empleos que asciende a los 3.500.000, y diversas fuentes como la página web de economía, El Economista, indican que a finales de este año solo se habrá recuperado un tercio de lo destruido. Analizando la calidad de estos nuevos empleos se infiere que la precariedad es mucho mayor, y que los ingresos derivados, de acuerdo a los informes de determinadas organizaciones independientes, no permiten eludir el riesgo de exclusión social. Esto, unido al párrafo anterior evidencia que las cifras del paro se han maquillado con trabajo que no permite tener una vida decente.

            Hasta aquí llego con este texto, indicando sólo una puntualización más. De acuerdo a las tesis neoliberales que manejan Mariano y sus adláteres, la calidad y remuneración de estos trabajos irá mejorando según mejore la economía, filtrándose los beneficios a las capas inferiores de la sociedad y equilibrando las desigualdades surgidas por la crisis. Al margen de que pedir a los más maltratados por la crisis que sigan esperando me parece un ejercicio de crueldad enfermiza, habrá que vigilar con sumo cuidado si tales tesis acaban confirmándose, o esta realidad desastrosa para trece millones de personas en nuestro país se consolida de forma permanente.

Alberto Martínez Urueña 22-10-2015

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