Aunque ayer
ya os di la matraca con mis disquisiciones particulares sobre lo que debería ser
el campo fértil de la administración de justicia, el campo más importante en un
Estado de Derecho, y los desmanes de ciertos cuatreros que se empeñan en
convertirlo en un desértico páramo, hoy quiero analizar los datos del paro del
tercer trimestre con un par de pinceladas en un texto más corto pero más
directo de lo habitual.
Según el INE,
el paro se ha situado 4.850.800 personas, teniendo el pico máximo en el primer
trimestre de 2013 en 6.278.200, lo que es una reducción de 1.427.400 parados,
del 26,94% al 21,18%. La tasa de población activa, por su parte, se ha
mantenido estable desde el año dos mil ocho alrededor del 60%.
¿Son buenos
datos? No tan acrisolados como el Gobierno nos cuenta. Que la tasa de población
activa se haya mantenido constante durante la crisis no es una buena noticia, ya
que con la emigración derivada de aquélla hemos restado en el denominador, y
para que la tasa haya quedado invariable, tiene haberse disminuido el
numerador. Resumiendo, se ha reducido la población activa, y esto es una mala
noticia para cualquier economía: los activos humanos se han reducido de su
máximo en el tercer trimestre de 2012, con un valor de 23.491.900, hasta los
22.889.500, lo que supone una reducción de 602.400 activos. Es decir, la
reducción de la tasa de paro se debe a la reducción de la población activa en
un 42,20%; esto, en una situación internacional favorable como parecen indicar
los datos.
¿Son buenos
datos? Unidos a estos. Desde el comienzo de la crisis hasta este año 2015 se
calcula una destrucción de empleos que asciende a los 3.500.000, y diversas
fuentes como la página web de economía, El Economista, indican que a finales de
este año solo se habrá recuperado un tercio de lo destruido. Analizando la
calidad de estos nuevos empleos se infiere que la precariedad es mucho mayor, y
que los ingresos derivados, de acuerdo a los informes de determinadas
organizaciones independientes, no permiten eludir el riesgo de exclusión
social. Esto, unido al párrafo anterior evidencia que las cifras del paro se
han maquillado con trabajo que no permite tener una vida decente.
Hasta aquí
llego con este texto, indicando sólo una puntualización más. De acuerdo a las
tesis neoliberales que manejan Mariano y sus adláteres, la calidad y
remuneración de estos trabajos irá mejorando según mejore la economía, filtrándose
los beneficios a las capas inferiores de la sociedad y equilibrando las
desigualdades surgidas por la crisis. Al margen de que pedir a los más
maltratados por la crisis que sigan esperando me parece un ejercicio de
crueldad enfermiza, habrá que vigilar con sumo cuidado si tales tesis acaban confirmándose,
o esta realidad desastrosa para trece millones de personas en nuestro país se
consolida de forma permanente.
Alberto Martínez Urueña
22-10-2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario