jueves, 7 de julio de 2011

Educación

A vueltas de nuevo con el tema. No me refiero a esa faceta familiar donde aprendemos a ser personas y que últimamente ciertos progenitores tienen un poco abandonada; más bien me refiero a lo de las escuelas, universidades y esos centros de sabiduría que se encuentran menos valorados un bacalao en el desierto.
Nuevas encuestas, frescas, recién salidas de un examen basado en aspectos de ese conocido nuestro, el informe PISA, de la OCDE, para ver qué tal les va a los chavales y su educación en los países desarrollados. Como la mayoría de las veces, salimos revolcados, claro, y lo peor es que ya ni nos sorprende. Podemos medir la madurez, el nivel de conocimientos, de fracaso escolar… Da igual lo que sea, estamos a años-luz de los niveles en esos países a los que nos gustaría parecernos, aunque algún politicastro haga lecturas que se sujetan con alfileres. Y es que en esa labor educativa, todos son trampas en el camino, y parece que cada vez serán mayores, que ha llegado la palabra austeridad a nuestros dirigentes, y ahora la repiten como un niño pequeño, a la buena de dios, demostrando además que antes no tenían ni puta idea de lo que significaba.
Ya hace tiempo que expliqué mi punto de vista al respecto de dónde había que gastar más cuando hablamos de presupuestos públicos, en este caso de las Comunidades Autónomas, que son las que tienen las competencias y por tanto la responsabilidad de alcanzar una cierta excelencia educativa y de gestionar los recursos económicos de una forma coherente. Por supuesto, estos dos aspectos están relacionados inevitablemente, y el que diga lo contrario miente como un bellaco. Los recortes que se han anunciado últimamente en este aspecto lo único que demuestran es que nuestras clases dirigentes sólo son capaces de ver la realidad a través del periscopio de sus submarinos intereses, demostrando por otro lado, la poca capacidad de miras que tienen. Ojo, quizá lo que pretenden es que no se vuelva a decir en este país que tenemos una juventud universitaria excelente, y así cuando llegue el paro de nuevo a sacudirnos en los riñones con el palo de la realidad ibérica, nos duela menos porque seamos más tontos.
Quizá no sepamos bien quienes son los responsables de la crisis que vivimos, pero hay ciertos espectros sociales a los que podemos exculpar. De todos ellos, tenemos a los funcionarios (nos bajaron el sueldo con nocturnidad y alevosía), los pensionistas (claro, no curran los cabrones, y viven del cuento, así que a congelarles la pensión ridícula que cobran), los asalariados medios de empresas privadas (especie en peligro de extinción, pero sin organización como Greenpeace que se parta los cuernos por ellos)… Quizá algún grupo más, pero desde luego, por encima de todos nosotros, los niños y adolescentes. Ahora van esos dirigentes de la ridiculez extrema y les dicen que van a joderles más el futuro reduciendo el gasto que la sociedad va a hacer con ellos. Puedo ver a alguno de ellos, yendo a una clase de primaria a explicar a su futuro electorado, con pomposas palabras y cámara de algún medio afín, el motivo por el que, de manera responsable y en pro del beneficio colectivo, han de apañárselas con menos medios (los ya existentes en muchos casos eran vergonzosos) y apretarse el cinturón de su desarrollo educativo. El país se lo agradecerá, seguro, con empleos mal remunerados en el mejor de los casos, en sectores de escaso contenido tecnológico (más empleados eficientes del ladrillo para sus amigos constructores), siempre y cuando no tengan la inmensa fortuna de poder hacer colas interminables en las filas del paro donde conseguirán amigos de todas las edades con los que poder departir sobre las cuestiones importantes de la vida: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?; cuestiones por otra parte que, en las encuestas que ellos manejan, demuestran que es lo que más interesa a los parados.
Me parto por la mitad (porque no me queda otra) cuando alcaldes y presidentes autonómicos se tiran el moco siguiendo la corriente imperante, contradiciendo y dejando en evidencia a su yo pasado que gastaba despilfarrando el dinero que no era suyo. Hacen no-se-qué movida extraña y desacreditan su pasada gestión, y aquí no ha pasado nada para sus votantes, que les jalean en campañas electorales que no dejan de ser un montaje, como una película para retrasados mentales (o gente que piensa poco, por no faltar al respeto a los auténticos retrasados mentales). Ahora, porque es lo que corresponde, cogen la educación pública (los que pueden pagarse la privada no tienen estos problemas), ya bastante mal parada gracias a sus manejos bochornosos, y la despojan de recursos; mientras, sus votantes hacen la ola, alucinando en colores cual drogata acidulado ante los fuegos de artificio de una canción rumbosa y una sonrisa de vendedor de biblias a domicilio. Y así uno tras otro, caerán los demás servicios públicos mientras sus amiguetes se frotan las manos ante los beneficios que estos sectores desprotegidos les proporcionarán, los cuales serán redirigidos a ciertos “paraísos”, capitalidades de los piratas de la modernidad con su patente de corso incluida, consiguiendo que el fraude fiscal de nuestro país nos haga más Norte de África que Sur de Europa.


Alberto Martínez Urueña 7-7-2011

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