Me desayunaba
hace unas horas con la noticia dominical –los domingos no deben de dar para
mucho más que para el fútbol y las gilipolleces– de que VOX se la había vuelto
a sacar con una nueva majadería en su carrera de copar los titulares de este
cenagal llamado política: hacer pruebas de nivel a los españoles para
garantizar que cumplimos con nuestra obligación de conocer el castellano.
Imagino que a
más de uno de sus voceros les parecerá estupenda la ocurrencia, que siempre hay
gente dispuesta a aplaudir soplapolleces. A mí no me preocupa demasiado porque
creo que sería capaz de pasar el corte, pero le veo alguna pega: ¿os acordáis
de los mozárabes? Bueno, pues cuenta la leyenda que algunos de ellos fingieron
ser cristianos, pero que, en la intimidad, seguían celebrando sus ritos
religiosos. Imaginaos un catalán al que le dices que si no pasa un examen de
castellano le vas a sacudir mil euros de receta. Seguro que más de uno, porque
gilipollas hay en todos sitios, automáticamente pediría el datafono, pero,
claro, habrá quien apruebe el examen con sobresaliente y luego salga a la calle
a hacer lo que salga del haba, ahorrándose la multa.
Me imagino,
por otro lado, que más de uno os habréis dado cuenta de que, aunque hagas pasar
un examen de castellano a un catalán más independentista que Torra, no puedes
prohibirle que luego él hable en el idioma que le salga del orto. Y es que, nuestro
querido Santi, aunque no lo sepa, a pesar de ser tan constitucionalista, las
lenguas que él aborrece como si fueran el idioma en el que está escrito el Necronomicon,
son cooficiales por el artículo 3 y, además, están protegidas en el preámbulo.
Pero ya sabemos que, para Santi, la Constitución con la que se llena hipócritamente
la boca es como irse de vacaciones a un hotel con buffet libre.
Y todo esto
tiene otro problema añadido: ¿qué hacemos con los infiltrados? Es decir, con
esa gente que pase el examen, pero luego quiera seguir hablando en catalán y,
además, oprobio, tener ideas independentistas. Digo esto porque en la Edad
Media tuvieron a la Santa Inquisición para deshacerse de los infieles, pero en
pleno siglo veintiuno, el uso del potro está mal visto. Y, además, a pesar de
quemar herejes en vía pública, es bien sabido que hubo algunos que se escaparon
al fuego eterno. Si no, en Europa, no habría ni luteranos, ni hugonotes ni
calvinistas.
Además, esto
es un arma de doble filo. Como no puedes imponer ese examen sólo en Cataluña y
el País Vasco… Perdón, y en Galicia, en Valencia, en Baleares y en Navarra, vas
a tener que hacerlo en el resto del país. Imagino que más de uno habreis oído
hablar a algún votante de VOX que, alardeando de tener más cojones que nadie
para demostrarse como el facha que es, le habrá pegado dos buenas hostias por
frase al diccionario. Con esto, Santi corre el riesgo de cascarle mil euros de
multa a muchos de los suyos que, como en todo colectivo, les habrá que no sepan
hacer la O con un canuto. Así que como para juntar sujeto y predicado anudados
en un verbo… Ni de coña.
Otro problema
que vamos a tener es con los ciudadanos que hayan aprendido malamente a
escribir, y lo hayan hecho de oídas. ¿Os imagináis las construcciones
gramaticales y semánticas de alguien de la Andalucía, Murcia o Extremadura profundas?
Todos esos pueden ir aflojando la cartera porque hablan fatal y a lo mejor
escriben como suena.
De hecho, no
nos libramos ni los de Valladolid, porque como bien me recordó un amigo de
Soria, tenemos serios problemas con el leísmo, el laísmo y el loísmo. Ni te
digo ya para identificar y distinguir el complemento directo del indirecto.
Amigos vallisoletanos, reservad mil euros anuales: lo que os va a costar no
pasar el examen que nos va a poner Santi. Eso, o poneos a estudiar desde ya
cuando salgáis de la oficina, entre ayudar con los deberes de matemáticas y
preparar la merienda del día siguiente.
Aunque bien
pensado, esto tiene un punto bueno para un rojeras como el que os escribe. Con
la ingente cantidad de analfabestias que campan por los berzales españoles, y
las sanciones que, en muchos casos, habrá que cobrar con recargo, vamos a
solucionar de un plumazo el problema de las pensiones, de la inversión en I+D y
la falta de infraestructuras de la España vaciada. Lo siento por los votantes
de VOX que se tragaran su argumentario neoliberal, pero, con las ganas que
vienen de sancionar a todo quisque que no pase sus baremos de españolismo, van
a recibir aplausos hasta de Maduro.
Alberto Martínez Urueña
17-02-2020
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