miércoles, 3 de julio de 2019

Por desgracia



            Hablo sin pretender convencer a nadie, esto es lo que pienso.
            No estoy a favor de EH Bildu. Considero que un partido político que sólo ha condenado la violencia de ETA en comunicados necesarios para entrar a formar parte de gobiernos autonómicos, como en el año 2015, no merece crédito.
            No estoy a favor de ERC ni de JxC. No quiero que Cataluña se independice de España. Directamente, no quiero que nadie vulnere las leyes salvo cuando sean leyes que atenten contra la dignidad humana, y no creo que sea el caso.
            ¿Así se acaba con el debate en la política española? Buscad en Internet “PP pacto Bildu”. Hay sorpresas, curvas y derrapes sorprendentes. Básicamente, quiero que no nos perdamos en los titulares que de manera continua y con intereses espurios lanzan los líderes políticos. ¿El PP defiende los intereses de las víctimas de ETA? Buscad las declaraciones de Consuelo Ordóñez al respecto de Pablo Casado. ¿Qué Bildu vote lo mismo que el PSOE en Navarra deslegitima al PSOE? Si votase en contra, saldría beneficiado el PP. Iríamos a la investidura de Navarra Suma. Pero para que Navarra Suma logre formar gobierno, necesita la abstención de Bildu o de Geroa Bai (que defiende la integración de Navarra en el País Vasco y la independencia de éste). Ojo, o el voto favorable del PSN, legitimando el argumento de que gobierne la lista más votada. Eso, automáticamente, debería hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez.
            ¿Y con el tema de Cataluña? Más curvas. Buscar “Pacto del Majestic”. Buscad, sino, información sobre los traspasos competenciales a las comunidades autónomas desde el año 79. Buscad cómo se aprobaron, en según qué momento, presupuestos nacionales o vascos, qué cesiones presupuestarias se otorgaron a Cataluña o el País Vasco para infraestructuras del siglo XXI mientras otras regiones de España tratan de sobrevivir con infraestructuras de mediados del XX. Esto me afecta personalmente, sobre todo, cuando quiero ir a Cantabria y tengo que ir por una autovía como la A-67. O si quiero ir a Gijón por la A-66. No digamos, llegar a Soria. Por supuesto, esto es culpa tanto del PP como del PSOE. La cuestión es que España está rota por mediación de los acusados, pero también por mediación de los acusadores.
            El principal problema que tenemos en España es que tenemos partidos como PNV, ERC, JxC, BNG y, por supuesto, Bildu, que son votados por cientos de miles de ciudadanos. Se propone cada cierto tiempo, en plan Guadiana, ilegalizar partidos que tengan en sus estatutos la idea de la independencia, incluso si lo defendieran de forma legal. También se ha propuesto desde la derecha que gobierne la lista más votada. ¿Por qué no ha legislado el PP estas cuestiones cuando ha tenido mayoría absoluta? ¿Por qué digo el PP y no el PSOE? Porque el PSOE aboga por el diálogo con todos los representantes de ciudadanos españoles. Diálogo dentro de las leyes. Y, por lo tanto, no va en su programa ni en su ideario ilegalizar ideas. Si no te gusta esto, no les votes.
            Lo siento, pero el discurso tanto del terrorismo como el del autonómico no permite encontrar diferencias entre los dos partidos mayoritarios. Podría plantearme el tema de Ciudadanos, pero del partido de la regeneración, de la ruptura de los bloques políticos o de la tendencia económico-liberal ya no queda nada. Por todos esos principios, debería estar dispuesto a dejar gobernar a Pedro Sánchez para evitar el condicionamiento independentista. Lo que le demanda el sector crítico de su partido o independientes como Manuel Valls y por lo que se han largado algunos de sus mejores hombres. Ha asumido como propio el discurso del PP y después de haber sostenido por responsabilidad al Gobierno de Rajoy, crea coaliciones como Navarra Suma, sostiene gobiernos como el de Mañueco en Castilla y León y se dispone a sostener al de Madrid o el de Murcia. Sólo VOX les puede torcer el gesto, porque los fachas a lo mejor no regalan gobiernos a cambio de nada.
            Lo siento, pero el discurso del terrorismo no me vale, y que España se vaya a romper tampoco (ya está bien rota y no hay visos de que nadie quiera zurcirla), así que tengo que sacarme las castañas del fuego por otros derroteros. Por desgracia para mí, además, estos partidos políticos no hablan con ninguna concreción de mis prioridades: nada de medioambiente, nada de transición ecológica, nada de ciencia, nada de Educación o Sanidad. Miento, alguna vez lo hacen, y sus ideas no me gustan.
            Además, por desgracia para mí, utilizan un lenguaje y unas formas que rompen por completo las dos únicas ideas de mi propio argumentario, el núcleo básico de mis propias ideas como ser humano: rechazo absoluto de cualquier forma de violencia innecesaria (y su lenguaje y sus formas son visceralmente violentas) y respeto al ser humano sea quien sea ese ser humano. Ya sé que la realidad es complicada, que los ricos dicen que no hay dinero para todo y que si la abuela tuviera pedales sería una bicicleta. Por desgracia para mí, esta falta de respeto y este lenguaje agresivo e incendiario lo utilizan todos los partidos políticos, porque, por desgracia para la inmensa mayoría de la ciudadanía, eso es lo que más vende. Los nuevos dirigentes políticos, con ayuda de las redes sociales y los medios de comunicación, han convertido la escena pública en un plató de Sálvame Deluxe, y esto es por culpa de quien lo compra. Lástima que los temas de que se trata en este caso no se solventen con un par de gritos de los tertulianos y los aplausos de quienes les compren la moto.

Alberto Martínez Urueña 3-07-2019

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