Lo dije hace ya tiempo varias veces, y por supuesto, no se me ha hecho caso, en primer lugar por el escaso foro y la inexistente autoridad que mantengo, en segundo lugar, porque no habrían hecho caso ni a la Virgen María si se les hubiera mostrado, persignándose ante ella con la diestra y firmando decretazos con la siniestra. Lo dije, no me toquen lo que es importante, los pilares básicos de cualquier sociedad, eso que hace de sustento al crecimiento presente, pero sobre todo al futuro, es decir: las infraestructuras, la I+D+i y la Educación. Ha sido llegar al gobierno en ciertos lugares, y con la escusa de la crisis (que no es que no exista, pero así no se soluciona), le han pegado tal hachazo al pilar mismo de nuestra sociedad que me lo han dejado mocho.
De las infraestructuras ni hablaré: en una situación en que las empresas constructoras miden sus beneficios con regla escolar, la de los centímetros, en ocasiones negativos, se cargan de la noche a la mañana la inversión (ojo, hay una distinción entre gasto e inversión: uno se recupera, el otro no, pero aquí esta gente todavía no lo sabe) en obra pública. No esperaba que la clase eliticofascioide gaviotera y carroña de este patio de vecinas tuviera en cuenta al currito, salvo cuando es en plan “uno para ti, diez para mí”. Pero bueno, el tema de la construcción requiere de muchas más explicaciones, como por qué el señor del bigote fomentó el crecimiento económico en el ladrillo cuando no requería más impulso y el de la ceja no lo cortó nada más llegar.
Pero la Educación no, eso sí que no. La gente afectada por este recorte hecho además con prepotencia cacique no está en condiciones de coger por la solapa a la lideresa y a su secuaz manchega, entre otros, y pedirles convenientes explicaciones de por qué están jugando con su futuro, porque son los niños de hoy en día. Ojo, sólo los que van a escuelas públicas: a las concertadas y privadas de sus amigos no les han tocado un pelo. En resumen, lo de siempre: los heraldos del sector privado cogen por el cuello al sector público y lo recortan allí por donde les da, sin acabar de entender que hay cosas que no se tocan, pase lo que pase. Y cuando tendrían que estar pensando de dónde sacar más fondos para que la educación se encaminase hacia la excelencia, la dejan bajo mínimos con excusas, cuando menos, dudosas.
Es que es cierto, lo que más vende en esta caricatura de Estado, junto con esa entelequia salida de una cueva mugrienta que es la inmersión lingüística del señor Mas y compañía (otro señor de indudable calidad autoritaria), es meterse con esos colectivos ya de por sí vilipendiados. Y en los maestros y profesores públicos tenemos un dos por uno que no conseguimos con los médicos, por ejemplo: los maestros son envidiados por tener unas vacaciones de la leche y además porque son funcionarios. Es decir, que en esas Comunidades Autónomas donde los señores (y señoras, que también ellos se apuntan de vez en cuando ese tanto sin que les tiemble el frenillo de la lengua) del Pepé han obtenido esas victorias que deben saber a teta de novicia, las personas encargadas de educar a los hijos de sus ciudadanos, por si no lo tenían ya complicado con lo hijoputas que vienen los niños hoy en día, les ha tocado el gordo. Primero les bajó el sueldo un cinco por ciento ese ZP que tanto daño ha hecho al país (por ponérselo tan en bandeja de plata a esa derecha tan distinta de la europea por lo casposo y despótico) y después les han insultado llamándoles vagos porque sólo dan dieciocho horas lectivas. Además, para solucionar el paro, van a mandar a la cochina calle a esos interinos que ganan una miseria, porque las cifras del paro se las come el gobierno de turno aunque las competencias de empleo están cedidas - garrulada meidinespein.
Pero no os preocupéis, porque vienen tiempos peores, con esta gente que ni sabe hacer la o con un canuto, ni aprenderá en su puta vida, porque no quiere. Sólo saben hablar con mucha pompa, lo cual me saca de mis casillas, porque no saben hacerlo, durante dos horas sin decir nada. Se irá intuyendo como desmontan poco a poco el Estado del Bienestar, algo que ya quedo claro que pretenden hace tiempo con sus histerias neocon, para forrarse con sus amigos a costa de los nichos de mercado que deje el abandono gubernamental. Pero yo me estoy relamiendo ya que, de prestado por un Gobierno inoperante, me van a poner en bandeja una de las cosas que más placer me da la vida: sacudir una tras otra a una derecha, hoy hiperincompetente, que cuanto más poder tiene, más se le ve el pelaje.
Alberto Martínez Urueña 10-09-2011